Dos poemas de Philip Lamantia
Para empezar
entonces, no ahora
El
tragaluz se anega
cuando
tú entras en mi voz
llevando
una caja de fuego
completamente
silenciosa
te
abres a la horquilla encantada
de
los misterios del sueño
Vibración
Hay
un viento que tortura a los murciélagos
y
están las plantas chamuscadas de los soles
muertos
la
ciudad hilada con el mar
donde
los abismos de pterodáctilo me llaman
hay
una espiral de terror animando mi mente
y
el zumbido del esqueleto de la soledad
donde
florecen cadáveres furiosos en una
botella
y
armas rojas se desvanecen en espejos
Miro
hacia atrás por la hoja de mi doble
allí
vuela -a través de su vista- El Ahorcado
donde
una pirámide de agua se asoma entre las
oscuras
vituallas
de la vida interior
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